CASO #39 Moonrise Kingdom. El detalle de la teatralidad


Wes Anderson está entusiasmado con su universo friki, mágico, irreal y tremendamente actual por sus temas, tanto que ha logrado crear un grupo fiel de seguidores, que aumenta película tras película, manteniéndose fiel al estilo que ha creado, reforzándolo hasta tal punto que Moonrise Kingdom es el resultado de llevar al extremo los planteamientos iniciales iniciales de su carrera: planos geométricamente planificados, ambientación kitsch (sin menospreciar), la incomunicación, el amor, la soledad, la familia, el guitarrista casi siempre presente y una música perfectamente elegida (Life of mars, I am waiting, Making time, Hey Jude, String Quartet, These days, …). Podría decirse que sus películas son la aspiración de un personaje a encontrarse a sí mismo.

Aquí tenéis algunos puntos-contrastes comunes en su filmografía, especialmente aquellos que hacen referencia a su última película, Moonrise Kingdom (presente en el Festival de Cannes 2012).


  • Infancia-Edad adulta: Los niños aspiran a ser adultos pero sin pasar por la experiencia de la edad adulta; y los adultos actúan como niños, eludiendo sus responsabilidades, pero con la experiencia de de una vida, por lo que son excépticos. Ambas posiciones tienen una relevancia ética de gran calado que Anderson explota en toda su obra. Los niños buscan el amor puro: escaparse a su Moonrise Kingdom (al que dan ellos nombre por lo que son sus dueños desde ese momento) y poner fin a sus vacíos (ella no quiere a su familia, él no tiene). Paréntesis con spoilers: es curioso que Anderson (un romántico) culmine la búsqueda del amor puro llevando el amor de los niños a la cama. Fin del paréntesis. Los adultos: escépticos en sus amores. Se salva el jefe de los Boy Scouts (un magnífico Edward Norton): el adulto más cercano a los niños (los puros), que tiene que romper con las reglas para poder ayudar a los chavales.



  • Familia-Rebeldia: Los personajes de sus películas son gente en crisis. Les falta alguien que les comprenda, que les quiera. Además, sus películas tienen siempre un trasfondo familiar en donde se desarrollan los personajes. Desde Los Tenenbaums hasta Moonrise Kingdom pasando por Life Aquatic o Fantástico Sr. Fox es sorprendente como el problema y la solución pasa por la familia. Padres que no comprenden a sus hijos, hijos que no se comprenden, matrimonios que no se sostienen… pero siempre con el recurso al amor como salvación.
  • Esteticismo-Realidad: Anderson propone la paradoja de presentar un mundo que tiene todos los rasgos de ambientarse en la realidad pero que tiene la gracia de estar mostrado de una manera mágica. Tanto las motivaciones de los protagonistas, caricaturizadas, en el sentido de que se presentan personajes extremos, como la realización formal de la película se empeña en decirle a nuestros ojos que lo que vemos es imposible que sea real (es una brillantez formal la escena en la que por primera vez conocemos al jefe de los Boy Scouts pero ninguno se plantea que en una situación normal la revisión matutina que hace pueda hacerse en línea recta).


  • Su estilo es la esencia de su cine: Lo dicho arriba deja claro que desde la primera descripción del hogar de Suzy la historia está supeditada a cómo se nos va a contar. Los sentimientos y actos de los personajes (es más, lo que percibimos de sus sentimientos y actos como espectadores siempre está condicionado por la manera tan peculiar de Anderson de mostrárnoslo). De tal manera que situaciones absurdas son verosímiles en este universo.
  • La vida es sueño: Si vemos los making of que circulan por internet veremos como Bob Balaban comienza diciendo algo así: “Aquí tenemos New Pendance Island, que no es real”. Curioso. Es como decir: “Os voy a contar un cuento y yo soy el narrador”. También este sentido de sueño, de irrealidad, lo entendemos con las constantes referencias  a la descomposición de la música en sus instrumentos que tocados todos a la vez forman una orquesta. Una metáfora que encaja con el modo de hacer cine del director: todos los elementos se complementan para hacer de un absurdo una sencilla historia de amor. Hay que introducirse en el mundo Anderson y dejarse convencer por las recurrentes miradas a cámara de sus protagonistas como si interpretasen una función teatral de sus vidas.
  • Teatro y Cine: Cada película suya es una búsqueda del sentido de la vida pero sin olvidar que estamos en cine y que por lo tanto para explicar al ser humano (muy filosófico como lo es Wes Anderson, licenciado en filosofía) hay que emplearse en las herramientas cinematográficas. Además, tuvo desde temprana edad una predilección por el teatro, lo que explica la planificación visual de sus filmes. Traspasando la barrera entre público y escenario se nos introduce en el terreno de los actores pero sin olvidar las reglas de la planificación visual del teatro: cada figurante ocupa su espacio sin entorpecer al otro. La perfección en este sentido lo consigue claramente en su última película. Otra manifestación de combinación de lenguaje cinematográfico con el teatral es el uso de los travellings que hacen que el marco de la pantalla (del escenario del teatro) se alargue de manera que se nos van presentando varios escenarios sobre todo empleados para describir las acciones.

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