- Me diréis yo veo una película para descansar, no me voy a poner a descifrar un nuevo idioma. Es desastroso pensar que vemos películas por el simple hecho de pasar el rato. Es cierto que hay que disfrutar de las películas pero no es el primer objetivo.
- En primer lugar doblar las películas es cometer una injusticia con los actores. Me indigno. Tanto nos gusta la actuación de nuestro actor preferido que deberíamos contar con su voz para apreciarlo totalmente. La guinda de la actuación está en los matices de la voz, en la pronunciación, en el acento, en el dialecto. No es lo mismo escuchar la voz de un blanco doblando a un actor negro que escuchar su propia voz. Tenemos buenos dobladores pero no es lo mismo escuchar la misma voz en Jim Carry y Johnny Depp que escuchar la voz del actor. El ejercicio para descubrir estas barbaridades es muy sencillo: cierra los ojos y te darás cuenta- Ten cuidado de que no se te escuche la carcajada en medio del cine cuando te des cuenta-.
- Por otra parte hay razones para potenciar que las películas no se doblen que quizá tengan más peso para algunos. España es uno de los pocos países de Europa en donde la mayoría no tiene ni idea de inglés ni de otros idiomas. El sistema educativo no ayuda y una ayudita extra no nos vendría mal. Ver el cine en versión original con subtítulos nos ayuda a tener una mayor apertura cultural e idiomática y seríamos conscientes de que solo vemos películas inglesas.
Lo peor de todo es leer en un blog que los llamados actores de doblajes disfrutan prestando su voz: ¡nos están privando de escuchar la verdadera voz del actor! No digamos de las películas en las que la versión original mezcla personajes de habla inglesa y habla española. O cambias el sentido de la película o haces malabares para no echarlo todo a perder.
En fín, son propósitos que a nadie nos viene mal. ¿Tú piensas lo mismo?
Ver Propósito de Navidad Nº2
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