CASO #33 La mirada de una búsqueda. París, Texas de Wim Wenders

Uno de los grandes logros del cine ha sido y es mostrar la realidad de una manera única. Hay cineastas implicados en que cada película suya sea una mirada personal sobre lo que es la vida a través de historias y otros que cuentan historias que podrían haberse escrito en un libro (por lo que no han aprovechado el lenguaje cinematográfico). A veces nos olvidamos de que el cine es algo más que contar historias o vivir aventuras. ¿Quien no recuerda la niebla que envuelve al protagonista de La vida es bella cuando se topa con una pila de cadáveres o la escena de El árbol de la vida cuando los padres reciben la noticia de la muerte de su hijo? Es cierto que ambas escenas forman parte de una historia, pero el contarlas a través de imágenes, sin ruido de palabras, el resultado es realmente diferente a plasmarlo en palabras. Cada herramienta tiene su utilidad,cada lenguaje tiene sus reglas. Se puede hacer una adaptación fideligna de un libro al cine y ser original y sorprender al espectador con nuevas situaciones más cinemátográficas.

Wim Wenders es un cineasta alemán que deja plasmada su delicada mirada en cada plano de sus películas, ya sea contándonos cómo es el día a día de los ángeles custodios en el Berlín de posguerra o usando el 3D como homenaje a la danza de Pina Bausch. No me cabe duda de que el mejor cine tiene que ser una obra personal aunque se cuenten historias que nada tengan de autobiográfico. Sin embargo, en este cine cada película es el resultado de una respuesta a los interrogantes personales del autor. Incluso en el cine más industrial es imposible hacer películas en serie. Cada proyecto requiere de un guión único con unos personajes únicos (más o menos perfilados o estereotipados) e interpretados por unos actores que encarnan esos personajes. Wenders hizo también una película titulada París, Texas (Alemania, Francia, Reino Unido (ya sabéis, una coproducción europea), 1984) en donde el misterio y los interrogantes sobre la vida de una persona están retratados en Travis: un hombre que busca la razón de su vida, por qué volver con su familia, por qué recuperar a su hijo y a su mujer después de vagar por el desierto en la frontera entre México y EE.UU.


Sam Shepard construyó el guión de París, Texas (ganadora de la Palma de Oro del Festival de Cannes) que Wenders convertiría en imágenes. Un apasionante viaje en formato road movie con el tempo narrativo de un western. Grandes panorámicas, sutiles travellíngs y primeros planos de rostros que buscan respuestas nos adentran en la vida de un padre y un marido que lo perdió todo y que solo a través de un viaje interior lo logrará recuperar. Esta metáfora de transformación del personaje se plasma en un viaje físico y también lo vemos en la evolución de su trauma, que le tiene mudo y con una memoria desfigurada, y que solo cuando se abra a su hijo lo podrá superar.


Sam Shepard al escribir la escenas en la que Travis se encuentra con su esposa situó a los dos personajes cara a cara. Sin embargo Wenders decidió, para reflejar más cinematográficamente el encuentro, privarles de poder mirarse (no voy a dar más detalles por si alguien no ha visto la película). La búsqueda que supone cualquier película road movie tiene que acabar en el encuentro con una persona o con un lugar, pero Wender incluso cuando ya ha llevado a Travis a su punto final le niega la visión de su mujer. Ella está en un lugar iluminado pero es un espacio de mentira y él está en penumbra enfrentándose a lo que más quiere. También recurrir a esta medida expresaba mejor las dudas de Travis respecto a su mujer y solo cuando explique por qué la abandonó podrá ver a su esposa y ella a él. También se desprende de esta decisión del director la posición que toma el espectador que ve la escena (cuarto de hora de conversación que requiere de esfuerzo pero que no decepciona si nos fijamos en los primeros planos, en las miradas y en su evolución). No entramos como espectadores en el espacio que ocupa la mujer hasta que ella sabe que es con su marido con quien está hablando. Igualmente no hay un plano-contraplano hasta que realmente se (re)conocen. Aún así, ella no puede verle hasta que deje atrás su degradante modo de ganarse la vida. Un duelo que no se queda lejos de los mejores westerns de John Ford.

Dejo debajo la escena a la que me refiero. Igualmente en YouTube se puede ver completa la película.

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