De gustos hay mucho escrito en los videoclips

El polaco Rybczynski y el estadounidense Spike Jonze
Ya pasó con Had a bad day. Un videoclip puede ser una oportunidad fantástica para entender el lenguaje cinematográfico. Me voy a fijar en dos videoclips que entienden cada uno el cine de una manera antagónica. El arte de sus directores está en contar historias de una manera, visualmente, totalmente diferente: Rybczynski (Imagine de John Lennon, 1987) y Spike Jonze (California de Wax, 1995).

Imagine es una vuelta al pasado por muy moderno que parezca y California es un homenaje a la sintaxis del cine clásico. Me explico porque volver al pasado y clásico puede parecer lo mismo. Mucho más si vemos que lo que hace Rybczynski en Imagine parece mucho más moderno: marcar el crecimiento de una persona desde pequeña hasta mayor a través de diferentes cuadros. Wax por el contrario es un plano secuencia en el que la cámara acompaña a cámara lenta la estela de fuego de un hombre hasta tomar el autobús.



La solución para entender todo esto pasa por retroceder hasta el cine de 1900 para el primero y hasta la década de los 30 para el segundo. Pero entonces, ¿el cine ha evolucionado algo, en algún momento? Sí. Lo que pasa es que, como decía Bernardo de Chartres somos enanos a hombros de gigantes.

Coloquémonos frente al videoclip de Rybczynski: cámara fija, imagen objetiva y diferentes estancias que se mueven ante nosotros como espectadores objetivos marcando una distancia infranqueable. En Spike Jonze tenemos también una sola toma pero esta vez la cámara se mueve y nos dirige la mirada de los zapatos del hombre a la cara de la niña esclavizándonos a tener sus ojos y su mirada, pues todo lo que hemos presenciado lo hemos visto a través de ella. Por tanto, dos maneras antagónicas de hacer cine: una primitiva y la otra clásica, una objetiva-separadora y la otra subjetiva-cercana. Jonze crea en su videoclip una verosimilitud con la realidad pese a ser improbable encontrar por la calle una silueta quemándose. Rybczynski consigue la abstracción a través de la distancia, no implicando al espectador en lo que se le muestra. Como diría Carlos Muguiro, Jonze entiende la pantalla como una ventana a un universo creado. Rybczynski la entiende como un marco que fuera de sus bordes no existe nada. De hecho el videoclip cuenta una historia circular, cerrada: principio y fin se desdibujan.


Nota: el cine clásico sustituyó al primitivo por la necesidad creada de entender el cine como creación de universos de ficción. Se metió la cámara en los escenarios: se la convirtió en los ojos de los personajes implicando al espectador de tal manera que se busca colocar la cámara en la posición más ideal para no perder detalle. El resultado: se esclaviza la mirada del espectador a los deseos del director. Es lo que se llama montaje transparente.

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