Albert Espinosa (Planta 4ª, 2003), que escribe el guion, nos procura todos los elementos necesarios para llevarnos a un pasado nostálgico con sus grandes éxitos musicales. Las pequeñas aventuras de los chavales están atravesadas de canciones que a más de uno le arrancará una lágrima. Espinosa y Freixas juegan con este reclamo al clínex para que juguemos y sintamos esos pequeños enamoramientos y travesuras de unos chicos de 12 años. Además de este uso de la música el uso de colores vivos logrados por la fotografía de Julián Elizalde. El pueblo al más puro estilo de Casa Tarradellas, con su playita, el chiringuito, la casa del árbol y las bicicletas de Verano Azul son los puntos clave para sostener el optimismo de la historia.
La interpretación de los cinco chavales está a la altura de lo requerido y los encontronazos de la pareja adulta (Eva Santolaria y Àlex Brendemühl) cumplen con soltura. Ella es guapa y no necesita saberlo y él no tiene tiempo para verlo. De estos dos polos opuestos Espinosa saca entretenidos momentos cómicos y trágicos (en la última escena tened a mano el pañuelo).
Supongo que ya os habréis dado cuenta de que no me gusta de primeras las películas que recurran al sentimentalismo logrado en este caso con la música. Y he de reconocer que disfruté mucho con Héroes. Pero soy un incondicional de las películas optimistas con el género humano. Es cierto que en ocasiones los cineastas recurren a exponer el lado más negro de la vida para ponernos delante lo malo que somos: sin atisbo de redención. Hay películas duras que son optimismos. No es necesario apelar a situaciones nostálgicas como en Héroes para decirnos que todo pasado fue mejor. Pues en este caso todo optimismo que salga es inservible para el presente y futuro.
Alex Brendremülh, Eva Santolaria, Pau Freixas y Luís Homar |
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