Hace unas semanas se estrenó Lawless (Sin ley), una muestra de que el western sigue vivo. La película se ambienta en la época de la Ley Seca de Estados Unidos. En el 2009 John Hillcoat presentaba su película más ambiciosa: La carretera.
Con las dos peculiaridades mencionadas que dan un impulso al género, que se resumen en la sencillez narrativa, Hillcoat nos sumerge en verdadero drama de supervivencia. La atmósfera está cargada de pesadumbre gracias a los esfuerzos fotográficos del español Javier Aguirresarobe (Los Otros, Mar adentro). Los tonos grises y azules son el mejor color para esta sociedad apocalíptica. Esto y los chubasqueros mojados en agua fétida.
De la mano de la pareja padre-hijo, Hillcoat habla de la pobredumbre del alma que solo quiere vivir. Con la metáfora de viajar a las tierras cálidas de sur, lejos de la hambruna y del canibalismo, se nos muestra las esperanzas del corazón paterno puestas a prueba. En este propósito un gran actor a la altura es Viggo Mortensen, que tras su éxito en El Señor de los Anillos, está centrando su carrera en personajes que asumen grandes responsabilidades y pesares como en Good, Alatriste u Océanos de fuego.
Además de la supervivencia otro tema central es el apocalipsis que llega a lo más profundo del alma. ¿Qué es más preferible en las condiciones que se nos muestran: sobrevivir o vivir? A través de encuentros con otros supervivientes el padre tiene que decidir qué postura tomar: dejarse llevar por su miedo o vivir. Pesa sobre él su matrimonio y la inseguridad de poder perder a su hijo. Las frases cortas y rotundas de la prosa de McCarthy son perfectamente asimiladas aquí por el guionista Joe Penhall haciendo que los protagonistas sean bruscos en su manera de afrontar las dificultades. En toda la película sobrevuela la duda de si queda lugar para la bondad en la adversidad.
Viggo Mortensen junto al director John Hillcoat |
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