A Steven Spielberg, como si de una bomba se tratase. Puede explotar en cualquier momento. Un movimiento a la derecha y sale E.T. Un moviento brusco y tienes el fiasco de La guerra de los mundos. Un tropiezo y nos estrellamos con Parque Jurásico III. Una sacudida y El imperio del sol. Así que mucho cuidado con el "explosivo" director. Ahora llega con Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio. Eso sí, con la compañía y la ayuda de Peter Jackson y no George Lucas (¿Este hombre solo sabe reeditar Star Wars?)
Cuando te hacen una sorpresa lo que esperan es que te sorprendas. Cuando vas al cine no soportas que antes te destripen el argumento. ¿O sí?
El esperadísimo estreno de Tintín está generando tanta expectación que, paradógicamente, nos están dejando sin sorpresas para cuando veamos la película. Con tanta presencia en los medios (YouTube, Twitter, revistas online, blogs, entrevistas, clips de la película, multitud de trailers, periódicos...) ya nos hemos relamido tantas veces los dedos y hemos generado tanta saliva que vamos a llegar sin hambre al cine. El temor al fracaso en un proyecto en el que se ha puesto tanto dinero y esperanzas es muy alto. El cansancio que está suponiendo en cierta medida el 3D (puede que no directamente pero la gente se está empezando a hartar de ver una película con solo dos tres escenas con verdadero 3D) ha llevado a Spielberg y a Jackson a probar con la incipiente técnica de digitalización de los movimientos de actores reales para hacer una pelícual en animación ultrarrealista (motion picture). Como todo lo digital, la animación es mucho más fácil de tridimensionalizar y sacarle el mayor partido. Además, la posibilidad de poder situar la cámara en cualquier lugar del escenario o hacer trávellings infinitos para las escenas de acción es una herramienta con la que todos los todos los directores sueñan. Y Spielberg no podía quedarse atrás. Aunque el que llevó esta tecnica al éxito fue Robert Zemenkins (Forest Gump) con Polar Express.
El proyecto de la película se llevó en el más extricto secretismo que se puede conseguir ahora. En más de dos años tan solo se filtraron unas pocas imágenes que se expandieron a una velocidad de vértigo. Bien es sabido que Spielberg es celoso con sus proyectos. Ahora, este tipo de películas se han convertido en "grandeseventos" que se sostiene por sí solos al margen de su calidad. La proporción del presupuesto dirigido a la publicidad y al márketing supone un porcentaje altísimo. Y además, con la facilidad de los blogs, se multiplica el impacto y la creación de material relacionado con la película: trailers de fans, foros, videos recopilatorios e incluso pequeñas joyas que llaman la atención de los expertos en la materia.
En cuanto a la película me quedo con lo que dijo Spielberg: En cuanto leí mi primer libro de la serie, Tintín jamás se alejó de mis pensamientos y mi corazón. Supe que Tintín y yo estábamos destinados a colaborar de alguna forma... en un viaje de descubrimiento. En una entrevista dijo que más que hacer una adaptación quería hacer un homenaje al genio Hergé.
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